domingo, 19 de febrero de 2012

Espectáculo Boreal


El susurro del viento, el baile caprichoso de unas hojas bajo sus pies, que de vez en cuando eran arrastradas por un pequeño remolino a quién sabe donde. Caminaba, no sabía a donde, traspasó esa vieja valla de madera y se adentró en el bosque, buscando evadirse, y tras cruzar un pequeño riachuelo, cuyas ancianas y moldeadas rocas dejan hueco al musgo, se encontró con un claro perfecto, un claro de esos de ensueño en los que el tiempo se detiene para dar paso a un espectáculo boreal.

Y ahí estaba, después de tanto tiempo, tantas acciones, tantas vivencias, tantas cosas, experiencias de lo más fatales a lo más placenteras, pero no, ahora no era momento de pensar en ello, así que opto por mirar a aquel juego de luces, perdiéndose con él en la inmensidad.

Pasaron las horas y se descuido de sus pensamientos habituales, la suya era una forma extraña de vivir, como recordaba aquella vieja canción de la “cara noroeste”, mas ahora no tenía que pensar en nada, estaba allí y eso le gustaba, era uno de esos momentos en los que estaba contento por el mero hecho de estar vivo.

Una escena perfecta, el sueño de muchos capturadotes de imágenes, mas el momento era único, y no solo único sino que era suyo. Así pues, se levantó , y  grito, grito fuerte, como nunca antes lo había hecho, se liberó de todo aquello que le impedía avanzar. Después de ello hubo unos segundos de silencio, aparentemente nada había cambiado, el espectáculo boreal seguía allí, y acto seguido empezó a reír, todo había cambiado.

No hacia seis semanas siquiera, que su mundo se había derrumbado, y fueron tan solo unas horas lo que necesito para seguir adelante, cierto era que ya no estaba aquello que le hacia especial, ni tampoco tenia ningún motivo que hiciese que quisiera ser día a día mejor persona, pero ya lo encontraría. Decidió marcharse, pero antes prometió que volvería a aquel rincón tan exquisito, no era la misma persona y lo sabía, volvió a reír y se fue lentamente, aún quedaba mucho por hacer.