domingo, 2 de marzo de 2014

Rugidos Anónimos

Ahí estaba él, frente al palacio de cristal, y se sentía exactamente igual, aquella construcción era un retrato de su interior, bonito, trasparente, sencillo, y sobretodo Frágil, por eso quería protegerlo, no estaba abierto al público, rara vez estaba abierto, ni siquiera a él, quizás por eso al igual que él, el palacio estaba deshabitado, vacío. Si, vacío, esta palabra era junto con olvido una de las más  temibles para él, de esas que se clavan como el hielo en las venas. Siguió andando, no había estado nunca en aquel parque, y sin embargo aunque pensativo, y quien sabe si confuso, se sentía cómodo, volveré pensaba,  y mientras se alejaba, el paisaje se desvanecía  a su alrededor, escucho un ruido atronador y el cielo cayo a sus pies tras percibir un estruendo titánico.
 

Y de repente, alguien Rugió. Se despertó estremecido, era temprano aunque aún no había despuntado el alba de un nuevo día, faltaban colores. Curiosamente no llovía, lo cual hacia incomprensible aquel grito que había rasgado el cielo, se calmo y decidió remolonear un poco en su cama, no estaba cansado pero le faltaban motivos por lo que levantarse, ambiciones, ganas, fuerzas, o eso pensaba al menos.
 

El suyo era un estado latente, sin saber como flotaba, anulando la ley de gravitación universal, y no sucedía nada, lentamente pasaba el tiempo, y solo de vez en cuando se oían voces tenues, casi susurros, incomprensibles, no sabia como había llegado allí, pero no quería salir. En aquella cama estaba a salvo, podía asegurar casi con total certeza que si estaba allí, nada le sucedería, nada cambiaría, allí como un mimo de cualquier  plaza mayor, sin hablar y quieto, moviéndose esporádicamente, total para que moverse. Hacía buen tiempo y sin embargo él aún tenía frío, estaba calado, ese podía ser un de los motivos de su hibernación. Lanzó la mirada a la ventana, en su trayectoria, se cruzaban unas revoltosas motas de polvo, cerro los ojos, pero ya era imposible volver a dormirse. Aquel rugido le había despertado      
 

Se vio reflejado por un momento en el cristal de la ventana, pero en este caso, no podía afirmar que ''ese'' era él, no se reconocía aunque eso le traía sin cuidado. De repente un pensamiento furtivo ''Eres un idiota sabes. Todo el tiempo fingiendo estar bien y queriendo tener la situación bajo control, y aún no sabes nada, no te autocompadezcas más y sal ahí fuera, porque sí, quizás lo que hay en el exterior puede hacerte daño, pero quien puede generar cicatrices, también puede sanarlas, lo que es seguro amigo mío, es que si te quedas aquí  no pasara nada, cálzate, vístete, y no te olvides de la sonrisa antes de salir, si no lo haces por ti, hazlo por los demás.'' entonces resurgió esa gran batalla de colosos que tiene por campo de batalla desde la cabeza hasta el pecho, donde corazón e intelecto se deciden a asestar un golpe certero, que provoque una reacción en su mismo ser. El combate siempre era igual, tenia su protocolo, la racionalidad hacia acto de presencia y acompañada de la estabilidad y seguridad, disparaba sus dados venenosos desde la distancia, buscando una posición  segura, el corazón por su lado, jugaba todo o nada a su as, armado con el cuchillo entre los dientes, trataba de evitar los lances de su adversario (rara vez lo conseguía, era algo torpe), y resistir los disparos certeros de su adversario,  como un pirata, era eso sí, él mejor de los delincuentes de todo en cuanto a sentimientos se refería. No sabia cuanto duraría el combate, pero estaba claro, no podía aplazar más su felicidad.
 

No podía, y como bien sabia nada podía hacer mientras siguiese inmóvil, desde su cama le seria imposible cambiar nada, por ello decidió levantarse y actuar, reflexionó, era consciente de que  le llevaría un tiempo readaptarse, pero curiosamente estaba impaciente, sabedor de que no quería volver a negar su reflejo en un espejo, ni llevar una vida maltrecha con sensación dolo e ilusión deshecha, tenía que  volver o casi mejor aunque al tiempo más complicando, debía reinventarse, cambiar estaba prohibido, mejorar era obligatorio. En su interior se distinguió un pequeño susurro que decía "Victoria".  Era raro, pensó puede ser la frase echarle huevos, realmente tenga un sentido, porque cuando un huevo se rompe por fuera muere, pero si se rompe desde dentro, si cambia algo en su interior, nace un nuevo ser. Pero no se engañaba a si mismo, en este caso dejaría a las aves en paz. Lo de ese día, había sido algo felino.
 

¿Quién diablos Había rugido? ¿Quién le había despertado de su letargo? Él no tenia ningún motivo por el que moverse, y sin embargo aquel grito felino lo había agitado, ya no sentía que estaba cayendo, pensaba que algún día podría llegar mirar al cielo, sino por él, por los suyos. Se fue, corriendo había mucho que hacer, ya no era un tigre con zarpas de cartón, y en su mirada penetrante se advertía la fuerza de otro ser, como si de un alma hibrida se tratase, con parte de animal. Antes de salir volvió a preguntarse por qué o quién le había rugido, fuere lo que fuere, sabía que había encontrado en los demás y en quién sabe que secretos de su mundo interior, su palacio de cristal, motivos por los que mejorar día a día, sabía también que a aquel gigantesco felino lo encontraría. Se apresuró a salir de allí que mal estaría relatar ahora un final incierto, nadie ni siquiera él podía asegurar un final feliz, por eso el final, queda abierto, si bien algo es seguro, vivió. Porque la vida es eso que pasa mientras vives, y la vida se vive despierto.
Buena suerte.